El mejor florero del mundo

De entre todas las cosas que han pasado y que he llorado y reido y aprendido en estas ùltimas semanas, una muy triste que se convirtió en hermosa. Estaba yo en el sentimiento total después de haber dejado morir las rosas que bellamente Abe me regaló y que él mismo escogió de entre muchos ramos, asegurádose que fuera la docena más bonita. Yo soy una mujer rara, de esas que luego no tienen mucho cuidado en todo cuanto puede caracterizar a una típica o no tanto linda dama. Así que las abandoné en una pileta y las dejé ahí. ¿Qué mujer hace eso a unas flores y más cuándo se las obsequia el amor de su vida? Una mala (Sí se que esta rudo el azote pero estoy en mi etapa mala). Etapa mala, no mujer mala. Entonces como en realidad no soy ese monstruo que a veces aparento me dolió mucho el hecho pero me dolió más ver a mi niño devolverme el ramo muerto, del cual sólo rescaté pétalos y una sola rosa viva aun. ¿Suena tonto llorar por ello cuándo hay tanta hambre y crímenes en el mundo y calentamiento global, e historias de maltratos y tormentos, muertes injustas y enfermedades atroces? Puede ser poniendolo así pero no lo es. Es uno de los sentimientos mas melancólicos que he vivido en mucho tiempo. No debería exponerme de esta forma, pues quienquiera que lea esto pensará que soy la peor mujer en el mundo. Pero así paso. Me dolió porque un descuido que pudiera ser intrascendente le dolió a quien más amo en este mundo. Y a pesar de que él se sentía triste y lastimado con todo su sentimiento agarró y en 5 minutos me armó el arreglo más bonito del mundo, con unas flores a las que tampoco les había dado el lugar merecido, un bote de galoncito de agua adaptado, hojas rosas, y un plumón con las palabras más lindas, ah! y también la sobreviviente de mi descuido, muy linda en medio de todas. No quiero que nunca se me olvide lo que aprendí ese día. Muchas veces parece que todo lo que aprendo se me olvida y ya no quiero que me siga pasando.