viernes, marzo 23, 2007

Animandome yo sola

He andado muy desmotivada estas últimas dos semanas y al tratar de achacarle mi deplorable estado a: la situación del país, el mal humor de la gente alrededor mío, los pasaditos de lanza, los mal educados, los poco hombres, la monotonía, el desorden, el caos, la contaminación, la lluvia ácida, la rutina, el polvo, el llanto constante del chiqueado niño vecino, los gritos de los padres de dicho niño, el polen, los conductores psicóticos y pésimos, las horas diarias que se pierden en los estacionamientos largos como periférico (en los dos de sus pisos), tlalpan, cuauhtémoc, universidad, diversos ejes... los atascones del metro, lo que respiro diario en el ambiente, la caca de los perros cuyos asquerosos dueños no levantan, la tierra donde debería haber banquetas, el asfalto, donde debería haber un jardín... Si sigo no acabaré y jamás voy a llegar a mi punto. Hoy comenzé a recuperar la motivación para todo, porque por más que traté de explicar, entender o mejorar mi ánimo, me sentía igual de apachurrada o peor.
El primer avance lo logré hoy en la mañana, después de que me encontré en el lugar de siempre a mi perro vecino favorito, Bolita, tan feliz y sabia como de costumbre, tomando el sol con una gran sonrisa, y me remátó un dulce bebé con la sonrisa más bonita que he sentido en muuuchos días, gracias pequeño Rafael! No supe explicar con la razón lo que ocurrió, pero entré a la oficina con la respuesta a muchas cosas que me venía preguntando en el camino.

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